Tiempo valioso
Tiempo valioso Escuchar historia online
Eric salió de paseo con su familia a la reserva de animales de la ciudad.
En el camino, la congestión de vehículos los retrasó y el chico empezó a ponerse nervioso.
–¡Así, nunca llegaremos!
Cuanto más tiempo pasaba, se ponía más impaciente.
Al llegar al parque, frunció el ceño cuando su hermana pequeña pidió ir al baño.
–¡Pero acabamos de llegar! ¿No puedes aguantar?
–No, Eric, no puede hacerlo. No es saludable –reprendió el padre–. Vamos, hijo, anímate. ¡Nuestro paseo está a punto de empezar!
Finalmente, comenzaron a ver a los animales. Pero no pasó mucho tiempo hasta que a Eric se le agotó nuevamente la paciencia.
–¡Vayamos más rápido! ¡Quiero ver a los monos!
–Llegaremos allí en poco tiempo. No es necesario tener tanta prisa, Eric. Respeta el tiempo de todos –agregó la madre.
Eric estaba molesto. Entonces, se acercó a su primo mayor, André, y se adelantaron corriendo.
Cuando la familia llegó al lugar de los monos, los chicos ya no estaban allí. Era la hora de la comida, y los guardaparques, dando toda la orientación, permitieron a los visitantes que alimentasen a los animales.
La fiesta estuvo genial: un pequeño mono saltó a la cabeza de la abuela, que tuvo un gran susto, y dos monos forcejeaban por la fruta que les ofrecía la prima Marina.
Después de visitar varios animales, los chicos volvieron a encontrarse con la familia. Era la hora de la merienda, y la abuela había preparado deliciosos emparedados.
Eric empezó a presumir porque había visitado muchos animales, pero cuando vio las fotos y los videos que Vivi y Marina le mostraron…
–¿Dónde fue eso? ¡Cuando yo pasé por allí no estaba así! ¿En qué momento sucedió? –se dio cuenta de que se había perdido algo.
–¡Eso fue después de la historia que el abuelo contó sobre el safari! –respondió Vivi, provocando las risas de aquellos que habían escuchado la historia.
Con la conversación durante el almuerzo, Eric entendió que su prisa solo le había hecho perder momentos especiales con su familia y sus abuelos, a quienes tanto amaba.
En ese momento, Eric se sintió muy mal por haber actuado de manera tan insensible. Pensando solo en él y en aprovechar al máximo la visita, despreció la compañía de su familia.
Arrepentido, pidió perdón a su familia.
–Lamento mi prisa. Ahora sé qué lo más importante que tengo que disfrutar es el tiempo que pasamos juntos. ¿Por qué no disfrutamos de este tiempo de descanso escuchando las historias del abuelo? ¿O tal vez jugando? –sugirió, guiñando un ojo a su abuela.
Texto: Aline
Ilustración: Nadai
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