Chisme malintencionado
Chisme malintencionado Escuchar historia online
Delfina abrió los ojos y se cubrió la cara con la sábana. La luz del sol la incomodaba, pero lo que estaba realmente dejando triste a la niña eran los recuerdos de las frases que había escuchado la noche anterior: “Delfina chismosa”. “Delfina lengua larga”. “Eres la peor de todas”. “Delfina no es amiga de verdad”.
La madre de la muchachita golpeó la puerta de su habitación.
— ¡Buen día, señorita! Dormiste bastante, ¿verdad?
La niña sonrió sin mucho ánimo.
— Mi vida, vístete. Te necesitamos en la sala.
Delfina colocó sus manos en el rostro y comenzó a llorar.
— Mi querida: Te metiste en muchas confusiones en estos últimos días. Yo sé que no va a ser fácil, pero vamos a colocar todo en orden. ¿Está bien?
— ¿Podré volver a estar con mis amigas otra vez? —preguntó mientras se secaba los ojos.
— El chisme es un problema muy serio, Delfina. Cuando una persona te cuenta un secreto es porque confía en ti. Cuando alguien hace cualquier comentario al respecto de otra persona, nosotros tenemos que dejarlo pasar.
Los ojos de Delfina se volvieron a llenar de lágrimas. Y la mamá continuó:
— El chisme es igual a las semillas de maíz pisingallo: cuando explotan, todo el mundo quiere comer un poquito.
La pequeña estaba sintiendo eso en su propia piel. En la noche anterior, ella y sus amigas se divertían en la habitación. Estaban pasando súper bien y ella decidió ir al baño. Pasó por delante de la puerta de la cocina y vio a la madre de Sabrina, la dueña de la casa, dándole un reto severo a su hija. Sabrina había comido chocolate y Delfina no entendía por qué eso era un problema; por lo tanto, comenzó a escuchar:
— Sabrina, ya lo sabes. No puedes comer azúcar, tienes diabetes.
Delfina buscó en su propia memoria intentando recordar qué era la diabetes. Pero no sabía qué podía ser esa enfermedad. Volvió corriendo a la sala y se los dijo, como si fuera un secreto, a las otras chicas. En un ratito, todas sabían que Sabrina tenía una enfermedad y se preguntaban si era contagiosa.
¡Fue una enorme confusión! Y el resultado fue que la madre de Sabrina terminó explicándoles a todas lo que era, realmente, esa tal diabetes.
Todas la miraron a Delfina y fue una lluvia de acusaciones. Aquello dolió mucho y Delfina se sintió muy sola. Se escapó al jardín de la casa de Sabrina, llamó por teléfono a su mamá y la fiesta había llegado a su fin.
Delfina estaba triste, recordando cada sentimiento. Entonces la mamá interrumpió:
— Vamos Delfina. Vamos a bajar para conversar.
La muchachita se levantó y bajó bien despacito por las escaleras. Cuando iba bajando, vio el cabello rubio de Sabrina. Delfina sintió un nudo en la garganta. Pero cuando escuchó ruidos en la escalera, Sabrina se dio vuelta sonriéndole.
Delfina bajó las escaleras más rápido y en instantes imaginó un pedido de disculpas, pero antes que pudiera decir cualquier cosa, sintió un abrazo bien fuerte de su amiga.
Las dos lloraron abrazadas. Eran amigas desde siempre. Tenían fotos cuando eran bebés, siempre juntas.
— Por favor, discúlpame, Sabri… Yo no fui una amiga de verdad. Pero quiero serlo…
Sabrina le respondió, sonriendo:
— No puedo perderte como amiga, eres especial y divertida.
La mamá de Delfina se acercó a las dos niñas y les dijo:
— Delfina, nunca pierdas una amiga como Sabrina. Ella te perdonó incluso antes que se lo pidieras.
Delfina prometió controlarse. Y ahora podía contar con el apoyo de su mejor amiga.
— Delfina. ¡Vamos a terminar con tantas lágrimas! Sobró mucha comida de nuestra fiesta…, necesitamos terminar con nuestra conmemoración —
Delfina, medio confundida, le preguntó:
— ¿Qué es lo que estábamos festejando?
Sabrina y la mamá de Delfina se sonrieron como cómplices.
— Era un secreto… ¡Era una fiesta sorpresa para ti! Íbamos a festejar tu cumpleaños, que es la próxima semana. Hicimos hasta una torta. Pero no te preocupes… ¡Todavía está enterita!
— La muchachita se tuvo que reír, medio avergonzada. Definitivamente no podría cambiar una amistad tan especial por un chisme.
Texto: Vaness Meira.
Ilustración: Ilustra Cartoon.
Etiquetas: amistad, honestidad, perdón
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